11 marzo, 2008

Ellas

Está sentada fumando y leyendo,
frente a ella humea mal café en un vaso
- leche y azúcar matan el sabor a rechinado -.

Ellas entran
rubias mal teñidas,
raíces negras y canosas,
sudorosas de trabajo,
rojas de sol quemante,
sonrientes
- como siempre -.

No puede evitar oírlas
el trabajo de cada día
- ¡que dicha que hay trabajo! -,
seis mil colones por día,
diez horas bajo el sol,
seis días a la semana,
caminando sin parar,
rechazo tras rechazo.

Se detuvieron para almorzar
- con costos pueden pagarlo -
y comentan, el clima,
el cansancio,
el abandono del marido,
la hija en la universidad,
el trabajo
- ¡cuánto trabajo! -,
el mal salario...

Quince encuestas por día
- poniéndole -
y la mala cara del jefe.

Se ríen.

Llega la morena de la soda
tampoco le pagan bien
y el gusano cobra caro.

También las oye,
la mira a ella que niega con la cabeza,
identifica el dolor conocido,
asiente y levanta los hombros
- cree que no puede cambiar las cosas -.

La morena se va.
Valentina piensa.

Qué bueno haber vuelto ...
es una mierda el capitalismo,
me sigue golpeando en la cara.

Eso dice me que estoy viva
y que aún tengo ganas de pelear.


Sonríe, se levanta y sale.

Buen provecho, chicas.

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