17 marzo, 2006

La sequía

El camino se ondula por el calor maldito de un solsticio de primavera que no se decide a hacer manifiesta su frescura y sus colores...
La lluvia jamás llega y la sed se extiende por la Tierra, haciendo profeta a quien un día describiera una sequía absoluta, una resequedad absurda en el alma de un indio olvidado en un rincón de Latinoamérica.
Ella sólo camina...
Puede sentir el producto de lo que llaman "calentamiento global" bajo las plantas de sus pies, desnudos que pisan las arenas de lo que un día fue una tierra fértil que abrigó sonrisas, sueños y bailes de un pueblo ya desaparecido entre los pliegues de la historia.
Sola como nunca, Valentina descubre su verdad...
Es ella y solamente ella en ese basto desierto... Ni agua, ni plantas, ni animales... Ni siquiera la recuerda su antigua sensación de ser observada permanentemente por algún satélite de las agencias de inteligencia gringas... ¡Nada! Ya nada existe... No para ella!
Es sólo una Valentina sola, que divaga en el desierto maldito de mi alma, causado por un día eterno en que el Sol me atacó sin piedad ...

1 comentario:

LAbarta dijo...

Valentina está loca y no le vendría del todo mal un poco de sequía mental para que tenga tiempo de verse objetivamente y analizarse sin el agetreo de penas pasadas o pasiones presentes.

Eso digo yo, la verdad es que en esto de encotrar la verdad propia no existen resetas, solo ser uno mismo y dejar que el mundo se retuerzca.

Que nombre es ese, "Victoria Paz", suena a nombre de pelicula de Hollivud o Comic.

Cuidate, el texto está bacilón...